Una de las seis tendencias de los mercados globales para el 2016 la hemos denominado Globalización 3.0. Este término fue utilizado por Thomas Friedman (The World is Flat, 2005) para describir como el desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones hacen más pequeño al mundo. En la “Globalización 1.0” los países eran los protagonistas. En la versión 2.0 lo fueron las empresas multinacionales. Ahora son los individuos los que facilitan esa integración económica necesaria para competir. Una persona o empresa puede utilizar los recursos de cualquier parte del planeta aprovechando las posibilidades de conectividad y colaboración que ofrece internet.

Uno de los fenómenos que están presentes en el mercado y que caracterizan a esta economía de la participación es el crowdsourcing. Esta palabra en inglés que proviene de la conjunción de crowd (multitud) y outsourcing (tercerizar), según Wikipedia (Exponente de la Globalización 3.0 porque es creada mediante la participación de muchos usuarios) consiste en externalizar tareas que, tradicionalmente, realizaban empleados o contratistas, dejándolas a cargo de un grupo numeroso de personas o una comunidad, a través de una convocatoria abierta. Friedman cita como ejemplos a Reuters, agencia noticiosa que terceriza el desarrollo de sus notas de prensa y de Jet Blue Airways, que maneja su centro de llamadas empleando amas de casa que trabajan desde sus hogares. Otros ejemplos podrían ser las plataformas para contratar trabajos a destajo como Freelancer o Workana.

El desarrollo de internet también ha dado pie para que surjan nuevos modelos de negocios que sin el uso de la tecnología serían mucho más difíciles de ejecutar. Un buen ejemplo es Uber, empresa que permite que mediante su aplicación móvil los pasajeros contacten a los taxistas que se encuentran registrados en su servicio.

Por otra parte, esta mayor conectividad aumenta la preocupación de algunos usuarios por su seguridad informática y privacidad. Un mundo más conectado simplifica muchas tareas y facilita coordinaciones, pero también implica riesgos adicionales. Es así como se identifican dos respuestas extremas de parte de los usuarios: 1. Posiciones de apertura: consumidores digitalizados sin restricciones (a este fenómeno lo denominé en una oportunidad: Woodstock Digital). 2. Posiciones selectivas: consumidores cuidadosos de su privacidad se conectan en redes nicho o más cerradas.

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