La industria retail o del comercio al detal ha experimentado importantes cambios en los últimos años, producto principalmente de las innovaciones tecnológicas y de la necesidad de adaptarse al comportamiento de compra y consumo de los consumidores. Podemos agrupar las principales tendencias en este sector en cuatro grupos: puntos de venta, productos y marcas, medios de pago y mercadeo.

 

  1. Puntos de venta: las tiendas se convierten en centros experienciales, donde los consumidores son educados y pueden interactuar con las marcas. Igualmente se popularizan los horarios ampliados y nuevos formatos de tiendas más pequeñas y céntricas.
  2. Productos y marcas: Las marcas privadas continúan ganando espacios en los anaqueles orientadas a buscar la diferenciación. Los productos saludables y listos para llevar o consumir también se popularizan, así como la oferta customizada a la zona (productos étnicos, niveles socioeconómicos, zonas turísticas, etc.).
  3. Medios de pago y checkout: Los cajeros tradicionales son desplazados por puntos de servicio, e incluso algunos comercios prueban con el auto checkout. El comercio electrónico está presente en muchos comercios y el pago con los dispositivos móviles empieza a estar presente.
  4. Mercadeo y asuntos corporativos: Los medios sociales son ampliamente utilizados para informar de actividades, facilitar la participación de los consumidores y divulgar promociones. Los programas de lealtad migran de los productos o descuentos de regalo hacia la generación de experiencias. El datamining es fuente importante de insights de los consumidores y las empresas hablan del triple bottom line: ya el resultado no se mide solamente por el beneficio económico sino el bienestar de los colaboradores y las políticas de responsabilidad social empresarial.

 

Muchas de estas tendencias están ya presentes en Panamá, siendo las más activas las relacionadas con productos y marcas, así como el mercadeo y los asuntos corporativos.

 

Conclusión: En esta etapa de la industria retail la relación de poder favorece al comprador (en lugar de al punto de venta o a los proveedores, como sucedió con anterioridad). Este comprador tiene acceso, como nunca antes, a la información que le permite tomar sus decisiones de compra y desea participar. Las marcas comerciales deben entender está nueva dinámica y diseñar iniciativas de mercadeo que atiendan a estas expectativas.

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